Desiderio Delgado

Fuera llueve.

Dentro suena Vivaldi.

Fuera y dentro Vivaldi y el otoño llenan mi espacio mientras escribo sobre Desiderio Delgado, pintor y amigo.

La memoria de nuestras vidas se llena, a menudo, del recuerdo de paisajes que construyen nuestra historia, paisajes de diferentes lugares de España presentes siempre en su pintura. Árboles, fuentes, acequias, pilones, riachuelos o paisajes urbanos en los que en algún momento nos hemos sentido felices y han conformado nuestra vida. Lugares y espacios en los que, posiblemente, no hayamos estado pero nos resultan familiares y cercanos porque los hemos visto reflejados en dibujos y pinturas de Desiderio y ya son parte de nuestra memoria compartida, de la suya y de la mía desde que nos conocimos en Córdoba cuando éramos jóvenes y estábamos llenos de unas ilusiones que seguimos compartiendo.

La evolución de su pintura se constata no solo en los temas que refleja en ella, sino también en la manera de tratarlos, en cómo ha ido cambiando la composición y la luz y cómo transmite su madurez como pintor, manifestando en ocasiones la abstracción en la forma de pintar detalles de paisajes, de elementos arquitectónicos o reflejos en el agua que lo alejan de la más rigurosa figuración de años atrás.

Agua, árboles y detalles de elementos arquitectónicos forman parte del eje temático fundamental de esta exposición, mostrándonos cómo las composiciones y el color de sus pinturas han ido alcanzando una meta que se intuía como objetivo desde los inicios de su amplia trayectoria artística.

El reflejo del silencio se cuela en la sala de la exposición bajo la sugestiva luz del otoño madrileño. Silencio, luz, agua y reflejo que siempre me evocan la pintura de Desiderio Delgado.

 

Córdoba, otoño de 2023