Miguel Coronado

Casi trece años después tengo el placer de volver a exponer en Madrid. Esta muestra reúne una selección de pinturas en las que vengo trabajando los últimos años.

Es posible que os sorprenda un cambio estético. Es normal que el trabajo de los artistas cambie con el tiempo. La evolución es algo lógico en la labor creativa y es consecuencia del conocimiento y de la investigación.

En mi caso hablaría de un convencimiento, cada vez mayor, de que el lenguaje de la pintura es un lenguaje abstracto. Es curioso que el proceso de construcción de la imagen pictórica, elaborada con una materia informe, pretenda de manera inconsciente formar imágenes que imitan lo que conocemos. Gran parte del esfuerzo del artista se dirige a copiar lo que ve, pero la verdad es que la pintura es principalmente la construcción matérica de una imagen bidimensional creada con un lenguaje que se expresa con una sintaxis propia. Es suficiente aprender a componer la imagen desde la forma, la materia y el color para lograr resultados de gran poder emocional.

Por otra parte, tengo que decir que no deseo abandonar totalmente la representación. Es verdad que mis pinturas son muy esquemáticas y dan gran protagonismo al aspecto plástico de la materia y al tratamiento de la superficie.  La pincelada y sus infinitas posibilidades ha sido un motivo de estudio obsesivo y las conclusiones en este punto me han llevado a encontrar soluciones para resolver mis pinturas.

Merece atención especial el tema del color. La influencia de los artistas que más me interesan ha despertado la necesidad de profundizar en su conocimiento y en el potencial de las armonías cromáticas. Sus capacidades asociativas tienen la virtud de elevar el interés de la imagen y de seducir al espectador de forma sorprendente.

También es muy importante en mi trabajo la idea de proceso. No es un recorrido lineal de control absoluto. Más bien la idea de construcción y deconstrucción se convierten en “herramientas activas'' durante todo el desarrollo. El proceso sale adelante dando soluciones abstractas a problemas de representación. Poco a poco los problemas de representación se ven sustituidos por otros compositivos de naturaleza abstracta. Empiezo a centrarme en atender a las cuestiones del dibujo y de la línea como elementos compositivos, proponer colores limpios en ciertas zonas, reflexionar sobre los límites de la forma, incorporar materia, etc. El modo de continuar es cambiar estas cosas.

Finalmente, el resultado de mis pinturas, que en muchos casos parecen estar inacabadas, trata de encontrar un equilibrio y mostrar una reorganización de la imagen que pretende ser una solución en sí misma. Para mí es esencial que esa solución aporte belleza. Esa nueva propuesta estética es capaz de trascender la apariencia de la imagen para conectar a un nivel más profundo y espiritual. Es como si nuestro interrogante existencial encontrara respuestas en la obra de arte como si de una buena noticia se tratase.

El arte tiene esa capacidad de llenar una parte del vacío interior de la persona que no se sacia al resolver la parte material. Cada cuadro es como la intuición de una revelación más profunda que tenemos que descubrir.

Miguel Coronado